Un día mientras trataba de resolver con vergüenza y acomplejado por mi tendencia a evaluar las clases de personas con las que se rodean las personas que son nuevas en mi vida. Estaba pensando en relación a los cuerpos, particularmente razas y gordura. Hasta ese momento tenia internalizado que era un comportamiento innecesario, prejuicioso e incluso superficial. Pero tuve una revelación que me permitió abandonar esos sentimientos.
He escrito anteriormente sobre las formas en las que nuestros cuerpos pueden afectar el acceso al cuidado y a la intimidad con otras personas. Esto continúa reflejándose en mis experiencias y da cuenta de cómo transito mis relaciones personales.
Estaba pensando en esto en relación a cómo me hago amigo de la gente que conozco. En el artículo que mencioné más arriba, hablaba sobre cómo la ansiedad que genera saber si le resulto atractivo a la otra persona y en cómo esto afecta su inclinación a invertir en nuestra relación, y por extensión, en mi persona.
Me di cuenta que cuando dudo en distenderme por completo en compañía de una persona con la cual entiendo que tengo una relación cercana (sea la relación que fuese) que es delgada y blanca, que es válido cansarse de sus valores, limitaciones y básicamente de su capacidad y voluntad de preocuparse por mí.
Se nos ha enseñado a preocuparnos solo por ciertos tipos de cuerpos
No pensamos en las maneras de relacionarnos con otros con afecto y cuidado como un conjunto de habilidades especificas que hay que alimentar y promover, pero lo son. Aprender a estar en una relación saludable y que sea mutuamente benéfica con otras personas es una fuerza motriz implícita en nuestras vidas.
Generalmente, cuando somos niños se nos enseña “modales”, cómo ser amable, cómo compartir nuestros recursos, cómo expresar nuestro comportamiento de una manera apropiada al contexto. Otra manera de pensar en estas acciones son las formas en las que nos relacionamos con otros cariñosamente. De alguna manera esto demuestra un entendimiento hacia los demás que sus sentimientos importan, que nuestro comportamiento afecta a los demás y a ser consciente de estos hechos a la hora de relacionarnos con otros.
Estas habilidades no se nos inculcan de manera que podamos exteriorizarlas en relaciones específicas. Por ejemplo, nos pueden enseñar a respetar a nuestros mayores cuando son nuestros cuidadores, padres, abuelos, tías, tíos, etc., pero al mismo tiempo se nos enseña que, por ejemplo, trabajadores de servicio o personas sin hogar no se les da el mismo respeto cuando de hecho ellos también son mayores, al extremo que naturalizamos e incluso alentamos a relacionarnos con ellos de manera grosera, agresiva, despectiva, incluso hasta violenta.
La manera que nos han enseñado a distribuir el cariño depende de los cuerpos. No necesariamente creo que sea una práctica inadmisible, ya que todos tenemos cierta cantidad de energía limitada para gastar en aquellas personas con las cual nos relacionamos.
Pero lo que este proceso siempre nos enseña es esto: solo nos enseña a preocuparnos por ciertos cuerpos.
Cuidar es un conjunto de habilidades. Y es un conjunto de habilidades que no necesariamente es transferible a todos los cuerpos. Los cuerpos diferentes tienen necesidades diferentes, y necesitan ser cuidados de distintas maneras.
Si crecemos en un contexto donde no hay hombres, mujeres ni personas de color, ni personas gordas, ni queers ni personas discapacitadas, etc, entonces probablemente no hemos tenido la experiencia de vida necesaria para aprender el conjunto de habilidades para cuidar de estos cuerpos, y que no aprenderemos esas habilidades hasta que las busquemos activamente.
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A veces, especialmente para los queers, aprendemos a cultivar este conjunto de habilidades para nuestra supervivencia para construir comunidad con otras personas queers… pero llega hasta ahí. Aun cuando he cultivado la habilidad para cuidar a mi comunidad queer, crecer rodeado de mujeres y femeninas me ha dejado sin la habilidad de tener una relación intima con un hombre (hombres en el amplio sentido de la palabra), habilidad que me ha resultado muy difícil construir. Aun sigo trabajando en eso y no tenerla me ha causado mucho dolor emocional, he lastimado gente que me importaba mucho debido a mi inexperiencia que me ha dejado incapacitado para navegar nuestras relaciones de maneras saludables.
De igual manera, he sido testigo de mucha gente queer en mi comunidad de la soy parte con un conjunto de habilidades muy limitadas para cuidar de una diversidad de cuerpos por fuera de lo queer.
He presenciado esto cuando comunidades compuestas exclusivamente por personas blancas, o delgadas, o cis, o masculinas, o no discapacitadas o que tienen la ciudadanía o cualquier otro privilegio que los queers tenemos paralelamente a nuestras identidades sexuales y de género.
Saber cómo cuidar a través de las diferencias significa aprender a chequear con nuestros seres queridos negros cuando otra persona negra es indefectiblemente asesinada por la violencia avalada por el estado sin respuesta de sus asesinos no negros.
Significa personas con privilegios masculinos acompañando a nuestros amigos hasta sus autos o a las paradas del autobús cuando están solas de noche.
Significa no asumir que quepo en las mesas cerradas cuando vamos a un restaurante.
Significa no hacer preguntas invasivas sobre los cuerpos, los géneros y las prácticas sexuales de nuestros amigos trans sin su consentimiento.
Significa pensar en quien puede acceder al lugar cuando se planifica, en caso que sea imposible acceder para quien este en silla de ruedas, en caso de que sea un lugar donde personas de color, o personas queers o trans se sienten intimidados.
Significa no asumir que las personas en nuestras vidas no son VIH positivo, no tienen o han tenido enfermedades de transmisión sexual, no han experimentado violencia sexual, tienen ciudadanía, tienen cuerpos que pueden caminar tanto como nosotros e incontables otros ejemplos.
Asi se siente cuando alguien “entiende” tus necesidades de acceso
Mia Mingus escribió un artículo brillante sobre la intimidad en cuestiones de acceso. Lo describe de manera brillante y sucinta como “ese sentimiento esquivo y difícil de describir cuando alguien “entiende” tus necesidades de acceso”. A la vez que Mingus focaliza acertadamente en crear una coalición entre personas discapacitadas y personas no discapacitadas, es importante que las personas que no se identifican con la discapacidad recuerden que ellos/nosotros tenemos necesidades de acceso, que también son satisfechas con frecuencia.
¿Que significaría si saber cómo cuidar a otra persona como otro tipo de intimidad en cuestiones de acceso?
Después de todo, saber cómo cuidar de la blancura, de la masculinidad, de la heterosexualidad, de la monogamia, de la capacidad corporal, de la delgadez, etc, también son tipos de intimidad en cuestiones de acceso, los predominantes.
Y como diría Mingus, intimidad en cuestiones de acceso es difícil de construir y a menudo depende de la elección de las personas no discapacitadas de proceder o no. De igual manera, la intimidad en cuestiones de acceso es necesaria para cuidar a las personas de color, mujeres, trans, gordos, enfermos y discapacitados, indocumentados, queers, trabajadoras sexuales, aquellos sumidos en la pobreza, etc sigue siendo opcional para quienes tienen diferentes experiencias de vida y a menudo actúan inintencionalmente como una barrera para generar la coalición entre identidades y experiencias. Podemos no ser concientes de ello, o considerar que nuestros mundos se construyeron pasivamente, necesitamos pensar sobre lo que estamos haciendo para desinvitar personas de nuestras vidas sin decir una palabra. Soy menos propenso a iniciar una relación con alguien si veo que todos sus seres queridos son blancos, o delgados, etc.
Grupos de amigos y círculos sociales homogéneos intencionalmente (ya sea que lo reconozcan o no) limitan nuestro intimidad en cuestiones de acceso para permanecer en zonas seguras, comodas y dominantes. Y, para ser claros, esto es diferente a las palabras neoliberales de moda como “inclusión” y “diversidad”. Esto no se trata solo de rodearse con una diversidad de cuerpos y experiencias sin tomarse el difícil trabajo de entender las necesidades que vienen con esos cuerpos.
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Se trata de reconocer los privilegios que inevitablemente vienen con nuestros cuerpos y hacer lo que podamos para construir consecuentemente un mundo más justo a través de nuestras vidas íntimas. Se trata de ser conscientes de quienes somos incorporando a nuestras vidas de manera significativa, a quienes les damos nuestro afecto y si estas acciones se alinean con objetivos a largo plazo de liberación colectiva. Se trata, entonces, de elegir expandir nuestras habilidades o no.
Merezco ser cuidado y exigírselo a las personas en mi vida
A fin de cuentas, para mí, esta especie de encuesta sobre de quienes se rodean nuestros potenciales amigos u amantes es una medida de autocuidado completamente justificada. Me ha tomado un tiempo darme cuenta que sí aquellos que quieren tener una relación conmigo que inevitablemente tienen distintas experiencias se han estancado en sus habilidades de relaciones ya que se rodean con personas con mucho mas privilegios que yo, eso me dice que no tienen las habilidades necesarias para cuidar de mi.
He aprendido que es esto lo que estoy midiendo cuando soy cauteloso sobre qué tipos de relaciones tienen aquellos que me rodean, y el alivio que siento cuando conozco una persona delgada que me demuestra que no soy la primera persona gorda politizada que aparece en su vida.
Y, aunque me tomo mucho tiempo internalizarlo, merezco ser cuidado, y demandarlo de las personas en mi vida.
Si las personas no pueden satisfacer mis necesidades, entonces simplemente no son compatibles conmigo. Esta reflexión no tiene que ser patologizante o más significativa de lo que se plantea en una simple oración. Ser incompatible conmigo no es un juicio hacia los demás, simplemente significa que tenemos distintas experiencias y conjuntos de habilidades. Y reconozco que probablemente también tenga mis propios límites que haga que personas con distintas corporalidades no confíen en mí. Acepto la responsabilidad de construir esos puentes necesarios, en un esfuerzo para seguir construyendo el mundo en el que yo quiero vivir. Y que aquellos que desean estar cerca de mí deberán hacer ese esfuerzo. Pero ya no puedo seguir invitando gente a mi vida que no quiere hacer su parte de esfuerzo.
[Featured Image: A person sitting outside on a concrete step. They have short dark hair and are wearing white headphones, a white and blue t-shirt, a blue backpack, and red pants. They are looking down at a smartphone in their hands. Source: flickr]
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